¿Le tienes miedo a la soledad?, ¿o te tienes miedo a ti estando sola?.
¿Qué te ocurre cuando estás sola, que te lleva a tener que estar con la pareja con la que no estás bien o no quieres estar?.
La soledad nos conecta con un vacío que habla de nuestra historia, de los hechos no resueltos de nuestra infancia y adolescencia. Y cada vez que por distintas razones parece que tenemos que contactar con ella, ya sea porque quieres separarte, o porque quieres hacer las cosas de manera distinta, esto implica que quizás, la gente que te apoyaba o con la que te relacionabas, al hacerlo distinto, ya no les guste tu manera de hacer y haya el riesgo a que te dejen de lado o no te entiendan y eso lo vivas como una pérdida o amenaza conectándote todo ello con tu soledad.
Tu soledad habla de ti y de tu historia
Cuando de mayores nos cuesta estar solos, podemos pensar que en nuestros primeros años de vida hubieron episodios de abandono y no es que tus padres o cuidadores te abandonaran, sinó que debido a sus vidas ajetreadas, a sus problemas laborales, de salud o de pareja no pudieron darnos lo que necesitábamos y se han quedado en nosotros grabadas grandes carencias en el cuerpo y en la mente que reclaman ser vistas y tenidas en cuenta, y todo esto se expresa a través de las relaciones que entablamos con las parejas dependientes y con las que no somos felices.
Parecerá mentira y difícil de entender pero todo lo que reclamamos a la pareja son nuestras propias carencias, carencias de la infancia que no fueron bien cubiertas y buscan ser resueltas ahora, de adultos, pero aunque seamos adultos, ellas se expresan como el niño que fuimos que necesitó de atenciones y cuidados que no recibió.
Darnos cuenta que hacemos esto con nuestras parejas es el primer paso para mejorar nuestras relaciones y empezar un proceso de sanación con nosotras mismas y con todo nuestro dolor que aún de adultos arrastramos y volcamos en los otros para que nos curen, cuando la responsabilidad nunca está en el otro sinó en nosotras.