Cómo discutir con la pareja para no generar mal rollo

por | Dependencia emocional, relación de pareja

Es normal y sano tener conflictos en pareja ya que la función del conflicto es actualizar la relación.

El conflicto saca a la luz todo aquello que no está resuelto, hablado o que está desatendido para darle espacio y buscar una solución.

Cuando evitamos el conflicto estamos evitando la incomodidad, la intimidad en pareja y de esta manera no podemos contactar con la realidad actual de la relación y estamos, entonces, actuando desde el niño que fuimos y no desde el adulto que somos.

Los niños tienen miedo al conflicto ya que no tienen la madurez para poder ver y valorar puntos de vista distintos, razonar y contemplar la realidad tal y como es, porque como niños que son aún han de madurar y no tienen ni DEBEN tener las herramientas para poder mantener conversaciones difíciles, incómodas y resolverlas.

Muchos adultos siguen reaccionando como si fueran niños, creyendo que no pueden mantener conversaciones difíciles, defender su punto de vista, contrastarlo con su pareja y dialogar sobre aquello que les provoca malestar o disconformidad, pensando que si lo hacen la relación se acabará, la pareja lo dominará, no podrán… y una serie de pensamientos fantasiosos que no son para nada acordes a la realidad.

Los niños ven la vida desde la fantasía y el adulto infantilizado, también.

Cuando discutimos no nos solemos cuidar, sinó que lo hacemos desde lugares poco sanos, poco coherentes, con poco amor y desde el enfado haciendo muy difícil que la pareja se pueda acercar para encontrar una solución.

Cuando discutimos, es interesante ver qué me sucede con aquello que me dice mi pareja, dónde me da y cómo reacciono ante ello.

Solemos reaccionar desde el ataque al otro y no desde el poder contarle a la pareja qué me está doliendo o haciendo daño con aquello que me está diciendo.

Pongo un ejemplo:

Maria entra a una tienda y se compra un perfume. Cuando sale, se lo enseña a Juan y él sonríe sarcásticamente. Ella le pregunta por qué sonríe de esa manera y él le dice: ¡¡No!! que va, no sonrió de ninguna manera… ¡tu puedes hacer lo que quieras con tu dinero! ¡pero ya te vale! ¡porque luego dices que no tienes dinero para hacer nada ni ir a cenar!

Maria, como es normal, no entiende nada y se enfada con Juan diciéndole que se siente juzgada ya que ella puede hacer lo que le apetece con el dinero del que dispone.

¿Qué podría haber dicho Juan cuando se ha sentido enfadado al ver que Maria ha gastado en un perfume?

Maria, me enfada y sabe mal que gastes en perfume, tengo muchas ganas de ir a cenar contigo y que te hayas comprado el perfume me pone triste ya que me hace mucha ilusión que vayamos a cenar juntos y me da la sensación de que no me tienes en consideración. 

¿Podéis ver la diferencia en la comunicación del primer mensaje de enfado al segundo?

En el primer caso Juan habla desde el enfado y la reactividad provocando que Maria se sienta atacada, muy difícil poder acercarse desde aquí, mal rollo asegurado.

En el segundo caso Juan se abre a su vulnerabilidad y a aquello que le está realmente sucediendo y lo expresa.

Cuando compartimos desde este segundo lugar, desde aquello que nos duele, sabe mal y no desde el atacar al otro, juzgándolo, la pareja puede abrirse a explorar qué nos está pasando y hacer posible el encuentro y posterior solución contrastando opiniones, contándonos que nos duele, molesta etcétera.

Laura Folch Solé

Te ayudo a mejorar la relación que tienes contigo y con los demás, para construir felicidad en tu vida.

Artículos relacionados

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Información sobre política de cookies.