La historia del desencuentro entre Elena y su marido Alberto.
Elena volvió del trabajo muy ilusionada porque le habían dado un ascenso y cuando llegó a casa para contárselo a su marido, él pareció distante y desinteresado.
Ella pensó: Yo en verdad no le importo, sólo está interesado en sí mismo. Su exaltación y emoción por la felicidad del ascenso cayó en picado. Se fue a la cocina, y se sirvió una copa de vino y celebró ella sola el ascenso.
A la vez, Alberto, su marido, que había tenido un día difícil en la oficina, el pensamiento que tuvo cuando vio a Elena irse a la cocina fue: Yo en verdad no le importo, ella sólo está interesada en su profesión.
Con todo esto podemos observar el poder de la interpretación que hacemos de aquello que nos sucede estando en pareja.
Tenemos unas expectativas de cómo han de ser y reaccionar los demás y cuando no es así, llegamos a conclusiones negativas a través de la adivinación del pensamiento, de lo que estará pensando y sintiendo el otro.
Actuar así provoca que uno o los dos integrantes de la relación se alejen ya sea por enfado o porque no se ha sentido escuchados o respetados con su necesidad.
Lo que realmente sucedía entre Elena y Alberto es que él estaba triste porque tuvo un desencuentro con su jefe en la oficina y Elena, al no quedarse e irse a la cocina, no puedo saber que él estaba mal y creó el pensamiento hacia él de egoísta y mal marido.
Es importantísimo aprender a comunicarnos con claridad, honestidad y desde nuestra vulnerabilidad, ya que sinó ocurren estos malos entendidos que si no sabemos gestionar, pueden hacer de conversaciones sencillas grandes baches en nuestra relación de pareja.