Las personas muy independientes, que no suelen necesitar nada, que no piden nunca y que necesitan mucho espacio individual, suelen ser también dependientes emocionales.
¿Parece contradictorio verdad?
¿Por qué las personas altamente independientes también son dependientes emocionales?
Las personas con estos rasgos tienen historias en común.
Suelen haber crecido en un entorno en el que sus necesidades básicas como niños no fueron cubiertas, ya sea porqué sus progenitores no estaban presentes o por negligencias en el cuidado o por enfermedad de uno de ellos.
Sea por el motivo que fuera, tuvieron grandes carencias y ante estas carencias afectivas formaron una personalidad e identidad muy independiente.
Como veían que no eran atendidos con sus necesidades, se tuvieron que encargar de ellos mismos desde muy temprana edad.
Los niños como niños que son, son dependientes de sus padres, en todos los sentidos.
Un niño que se lo hace todo y no necesita de sus padres, tiene un serio problema.
Al no recibir cuando tocaba, se independizan tempranamente de sus padres y esto le va a traer grandes problemas relacionales, laborales y personales en su adultez.
Como no ha habido un buen acompañamiento y afectividad cuando les tocaba por evolución y desarrollo recibirla, de adultos buscarán en sus parejas aquello que no recibieron en la infancia.
Y aunque parece que no lo hacen por su fachada independiente, cuando están en pareja suelen sufrir mucho, más que las personas que parecen más apegadas.
Estas personas se sienten extremadamente solxs, se suelen aislar y al no haber sido atendidos en la infancia con sus necesidades afectivas, los vínculos les provocan mucho miedo, teniendole miedo a vincularse en profundidad, a las relaciones de pareja y a comprometerse.
Son personas que alardean de no necesitar nada, las relaciones les suelen durar muy poco, no se suelen comprometer, les cuesta o evitan vincularse cuando en el fondo es lo que más desean.
No necesitar sólo es una barrera que se han puesto ahora de adultos cuando de pequeños pedían y no recibían. Literalmente tienen el corazón cerrado, ya que abrirlo les trae recuerdos muy dolorosos.
A este perfil de personas se les llama anti dependientes.
¿Qué puedo hacer si me doy cuenta que soy anti dependiente?
Darte cuenta que aquello que hay detrás de la fuerte independencia es un gran anhelo de vincularte y mucho miedo. Y que la realidad no es la que te cuentas, sinó otra.
Puede que te cueste entenderlo y que niegues que no recibiste los cuidados psicoafectivos en tu infancia, pero cuando en terapia individual indagamos en el pasado podemos descubrir muchas cosas que estaban enterradas.
Te voy a hacer unas preguntas:
¿Te da miedo vincularte de verdad?, ¿cuando conoces a alguien te agobias con facilidad y rompes el vínculo rápido o huyes porqué no puedes mantenerte en relación?
¿Vincularte con alguien emocionalmente te provoca angustia, miedo o sientes grandes dificultades para ello?
Todo esto que te sucede es normal, crear vínculos de intimidad para ti es difícil por la falta vincular que tuviste en la infancia, que te lleva a recordar que vincularte es peligroso y lo mejor es huir.
Entonces, debido a todos estos miedos que hay detrás de esta falsa independencia, puede que vayas con personas que no están disponibles, que no encuentres pareja por qué te agobias con facilidad o te digas que sólo o sola se está muy bien y no necesitas a nadie.
Todos tenemos la necesidad de crear vínculos y en algunos casos el miedo nos paraliza o nos autoengañamos para no ponernos cara a cara con todas nuestras dificultades.
Te animo a que si es tu caso, empieces un proceso terapéutico acudiendo a terapia individual.
La terapia individual te ayudará a entender de donde vienen estos miedos que te están impidiendo relacionarte de una manera sana, sin que tengas que irte de las relaciones rápido y corriendo y así poder aprender a sostener todo este agobio que sientes cuando estás en pareja y empiezas a vincularte.