Todas las personas tenemos tres aspectos diferenciados en nuestra personalidad:
El adulto, el padre y el niño.
Cuando estas tres partes van de la mano y funcionan en equipo, habrá en ti un sentimiento de paz y plenitud.
Pero cuando no es así y estas tres partes estan desconectadas, contaminadas o invalidadas habrá en ti sentimientos contradictorios, de infelicidad, de falta de paz interior, te sentirás solo/a e incluso vacio en tu interior.
En este artículo voy a hablarte del niño interior, que es el niño que fuiste en tu infancia y te hablaré de como te afecta en tus relaciones de pareja.
Cuando no sabemos que en nosotros está viva y activa nuestra niña o niño que fuimos, es cuando nuestras relaciones pueden ser muy incómodas y causar problemas importantes de comunicación e intimidad.
En cambio, aquel que sabe y gestiona su niño interior caerá menos veces en las dificultades relacionales que nos suelen causar muchos dolores de cabeza.
A los niños se les ha dado poco peso o valor porque como tales pensamos que no saben o que son inferiores a los adultos.
Cuando observamos a un niño o niña podemos ver como expresan aquello que sienten pasando de una emoción a otra sin filtro, tal y como lo estan viviendo.
Los niños tienen una gran gama de emociones que sienten intensamente: alegría, pena, dolor, felicidad, asco…., y las sienten y vivencian tal y como las estan sintiendo, sin filtros.
Cuando somos adultos, debido a que en muchas ocasiones se nos han prohibido determinadas emociones, dejamos de sentir y vivenciar algunas llevándonos al territorio mental donde nos dedicamos a analizar qué debo o no sentir según la circumstancia o persona con la que estoy.
¿Te das el permiso de llorar cuando lo sientes?, ¿o ni siquiera lo sientes?
Todo esto nos sucede porque en la infancia se nos dijo qué emociones debíamos sentir y cómo y cuáles eran aceptadas por nuestra familia y cuáles no.
¿Te sucede que hay emociones que nunca sientes? pueda que no te des el permiso para sentirlas o tengas una prohibición interna a ello.
Todas las emociones son válidas, aceptadas y necesarias para poder estar vivo y vivir en plenitud, ya que es importante saber que las emociones vienen y van, y las que se quedan en nosotros por un periodo largo de tiempo, o inluso varios minutos y horas, es porque nosotros lo estamos reteniendo.
Las emociones piden ser vivenciadas, sentidas y expresadas con naturalidad y honestidad y cuando así las vivimos, tal y como hacen los niños pequeños, desaparecen y con ello, volviendo a su estado original.
Cuando no dejas que este proceso se dé, es cuando te enganchas en ella/s y no estás permitiendo su flujo natural en tu cuerpo.
Es importante saber que las emociones vienen a darnos mensajes de cómo estamos, qué nos pasa y cómo nos sentimos, son necesarias cuando podemos vivirlas en equilibrio sin ser tomados por ellas.
Volviendo al niño interior o nuestra parte infantil, es aquella que corresponde a nuestra parte instintiva, a nuestros sentimientos viscerales.
Muchas veces, antes de saber que una persona o situación puede ser negativa, hacernos algún daño o ser poco recomendable para nosotros, nuestro niño interior nos hace eco de ello mandándonos señales a través de nuestro estómago ya sea con molestias o con alegría y bienestar, en el caso que la situación sea positiva o bonita para nosotros.
Cuando somos adultos, vivimos la gran mayoria desconectados de estas sensaciones y emociones que nos manda nuestro niño interior.
Y cuando sucede esto vivimos desconectados de esta parte que también somos nosotros y que almacena recuerdos de nuestra infancia y que en todos los casos conectar con ella nos puede ayudar mucho.
Cuando hablo de conectar hablo de conectar con lo agradable y lo menos agradable, en nuestro niño se almacenan todos los recuerdos.
Cuando éramos niños aprendimos a hacer todo lo que nos mandaban en casa y aprendimos a callar lo que sentíamos porqué en muchos casos no era validado por nuestros padres.
En muchas ocasiones fuimos criticados por ser nosotros mismos, emocionales, intensos, callados, tímidos o por mostrar nuestra rabia o alegría debido a que todo lo que nosotros sentíamos confrontaba a nuestros padres, y aquello que no podían sostener ellos mismos con su niño interior y la desconexión con este, nos lo reprimieron a nosotros.
Entonces, ahora de adultos, no sabemos quienes somos, qué nos gusta, qué nos ilusiona, al haber reprimido tantas emociones y dolores y en muchos casos al haber sido duramente juzgados por nuestros cuidadores, buscamos en los otros esta aprovación que no recibimos, este cariño, amor, y respeto que nos faltó en la infancia.
Y cuando esto sucede, buscaré una pareja que me ame como no lo hicieron en la infancia, que me cuide y me dé todo lo que no pude recibir en casa y de esta manera estaremos creando relaciones de dependencia emocional, ( infantilizadas).
También, si en casa no ha habido un trato amoroso y respetuoso conmigo, es probable que pueda buscar que las parejas amorosas con las que me encuentro tampoco lo hagan, reproduciendo el dolor original que viví en mi família de orígen.
En las relaciones de pareja aquello que suele pasar es que pedimos a nuestra pareja que atienda a este niño o niña que está tan carente de amor y aterrado/a , o por contra no dejamos que se nos acerquen por miedo a la invasión o a que nos falten de nuevo al respeto.
Y aqui se crean dos tipos de relaciones de pareja disfuncionales, las dependientes y las evasivas o antidependientes.
¿Eres de los que necesita a la pareja hasta en la sopa, que demanda contacto constante, que necesitas controlar, que siente mucho miedo al abandono y le gusta hacerlo todo en pareja?
O por lo contrario, ¿eres una persona que necesita mucho espacio personal, que te cuesta comprometerte, que prefieres relaciones esporádicas o con menos implicación y te da miedo la intimidad en pareja?
El primer perfil habla del perfil dependiente y el segundo del antidependiente.
Los dos tienen grandes carencias de la infancia que pediran ser colmadas en sus relaciones, unos reclamando más amor y los otros pidiendo espacio.
¿Cómo puedo conectar con mi parte infantil?
¿Qué te gustaba hacer cuando eras niño?, ¿con qué disfrutabas?, ¿con qué eras bueno y te gustaba mucho hacer?
Quizás la pintura, el baile, la lectura, el estudio, el basquet, nadar, jugar a marcianos, disfrazarte…..
¿Cuando algo te ilusiona dónde lo sientes en tu cuerpo, en el pecho, la barriguita?,
¿Te permites la ilusión y alegría en tu vida?, ¿o cuando la sientes la capas y escondes?, ¿ te permites el dolor?, ¿qué te lleva a sentirte contento/a, alegre, espontáneo?, ¿qué es aquello que haces y te da gozo, plenitud, te hace sentir muy vivo?
Tómate unos momentos para pensarlo, sentirlo y quizás puedas empezar con una actividad que te guste mucho hacer…
Para poder conectar con tu niño lo harás haciendo aquello que más te gusta, y me gustaría decirte que una vez lo estés, conectado a esta energia dentro tuya, y a esta parte de tu personalidad, no sólo sentirás aquello con lo que disfrutas, sinó que también te conectaras con aquello con lo que no y con tus dolores de la infancia y con tus carencias.
Porque como en la vida no sólo hay buenos momentos, sinó que los hay de todos los colores, pretender vivir y sentir sólo lo bueno es irreal.
Cuando estamos en pareja y conectados o no con nuestra parte más infantil o niño interior, se nos van a despertar en relación todos nuestros dolores más antiguos de falta de amor, cariño, atención, respeto, disfrazados de carencia, enfado, ira, miedo hacia nuestra pareja.
Pero ella o él no es el culpable de tu dolor de la infancia, sólo lo ha despertado para que seas consciente de tus carencias ocultas, de tus faltas infantiles, de todo aquello que cargas en tu mochila de lo que viviste en tu infancia y no has resuelto, para que de una vez por todas, lo hagas y dejes de reclamar infantilmente que se te dé algo del pasado.
Tu pareja te despertará todo lo que no tuviste en tu infancia y la forma en la que será despertado será en forma de demanda: no me das lo que necesito, no estás disponible, no haces suficiente, o en forma de sentirte presionado como: déjame espacio, me siento agobiado/a, me pides mucho….
Y algunas veces será cierto, pero otras muchas no y esa carencia de la que te quejas en muchos momentos, hablará más de tu infancia que de tu momento actual.
¿Cómo fué tu infancia?, ¿cómo te trataban tus padres?, ¿tuvistes unos padres presentes, que estaban disponibles emocionalmente para ti?, o tus padres estaban ocupados en sus taeras, matrimonio u otros queaceres…
Quizás eran fríos, distantes, ellos no se permitian estar cerca, o se pegaban mucho a ti sin apenas darte tu espacio…
Cuando en terapia individual trabajamos conectar con el niño interior, es muy sanador ya que entendemos qué le falto a este niño o niña en su infancia, que ahora siendo adulto reclama insaciable a su pareja, y entender esto es uno de los caminos a poderte sentir un poco más libre y menos dependiente del amor ajeno.
Y también, para poder entender porqué en tus relaciones no acabas de ser feliz o te da miedo el compromiso, o a separarte etc.
Si necesitas conocer de dónde vienen tus dolores o carencias de la infancia y necesitas sentirte más en paz con tus relaciones de pareja, te animo a que empieces un proceso personal con un trabajo de terapia individual.