Cuando estando en pareja tenemos la necesidad de anteponer las necesidades de nuestra pareja a las nuestras, por encima de todo, tenemos un problema.

Claro que escucharemos qué le sucede, qué necesita o qué valora pero nunca nos perderemos en esto.

Cuando nos perdemos en las necesidades del otro, nos estamos perdiendo a nosotros. I des de aquí, no hay relación satisfactoria posible.

¿Te has preguntado porqué te centras tanto en el otro y apenas te escuchas a ti?

Pueden ser varios factores que influyen en que te pierdas, en los siguientes 4 puntos hablaré de ello.

1- Por miedo a la pérdida. Cuando tenemos mucho miedo a perder a nuestra pareja ya sea porque no nos sentimos suficientes con quien somos o porque no confiamos en el otro, tenderemos a tener una actitud de querer hacer más para agradarlo pensando que será más difícil que se vaya.

2- Por miedo a mostrarnos. Cuando hay baja autoestima y poca valoración hacia uno mismo podemos caer en la trampa de querer darle todo al otro, ya que si dejo de hacer tanto por el/ella, este me verá y si me ve, es muy probable que no le guste tal y como soy, y entonces, me ocupo de ser de la mejor manera según lo que yo creo que a él/ella le gustará. 

3- Por poco amor propio. Cuando pensamos que lo mio no importa, que no soy importante y que valgo poco, querré centrarme en el otro, en atenderlo, cuidarlo y hacer todo aquello que no me doy el permiso de hacer conmigo. Cubriré esta necesidad de cuidado con el otro dejando de atenderme porque lo mío no es importante.

4- Por repetición del patrón familiar. Cuando en mi familia he visto y aprendido, porque lo he visto en mis padres o abuelos, que estar en relación es perderse en y para el otro y en consecuencia olvidarse de uno mismo, si no hay un trabajo de consciencia o trabajo personal acudiendo a terapia, es probable que repita el mismo patrón.

Este último punto vale la pena atenderlo con mucha atención porque aquello que hemos aprendido en casa, lo llevamos impregnado en nuestras células y nos condiciona enormemente ya sea para bien o para no tan bien. 

Estos patrones familiares cuesta mucho romperlos o atrevernos a hacerlo distinto ya que son muchas generaciones que vienen repidiéndolos sin cuestionárselos, ya que, cuesta mucho cuestionarse conductas que nos han enseñado en casa.

Todos estos puntos hablan de dependencia emocional, de dependencia a la pareja y de amar demasiado.

Entonces, ¿qué hago con todo esto cuando he visto que mi manera de relacionarme se parece a uno de estos 4 puntos?

Primero darme cuenta que la manera en que me relaciono no es sana y aunque vea que mi alrededor se relaciona así, no significa que sea lo más adecuado para mí.

Si te has visto identificado en alguno de estos puntos pregúntate: ¿qué me lleva a relacionarme así?, ¿de qué tengo miedo?, ¿qué me da miedo mostrar de mí que creo que no va a ser aceptable o adecuado según el otro?, ¿qué imagino que pasará si cambio mi manera de hacer y actuar y me atiendo?

Algunas personas hemos aprendido que si nos atendemos somos egoístas y entonces lo que hay que hacer es atender al otro, siempre, por encima de nuestras necesidades.

Estas creencias nos tienen enormemente condicionados y abandonados.

El primer paso para poder hacer cambios en tu manera de relacionarte será darte cuenta que quieres cambiarlo y una vez tengas esto claro, el segundo paso será conectar con tus necesidades y esto, no es tarea fácil. 

Seguro que en muchos momentos has necesitado algo, has tenido muy claro que era y por miedo o vergüenza no te lo has concedido o no lo has pedido porque una vocecita en tu cabeza te lo ha impedido. 

Es en estos momentos en los que te das cuenta de tu necesidad y en vez de ignorarla o negarla la pides o te la das y te priorizas.

Empieza con necesidades básicas como sentir hambre y comer o tener frío y taparte, te sorprenderás cuando pongas atención a estas necesidades tan simples. Otro ejemplo es con las ganas de ir al baño e ir a orinar. Mucha gente puede pasar el día entero sin ir al baño ya que está desconectada de sus necesidades más básicas.

Cuando hayas conectado con estas necesidades y las hayas validado yendo al baño por poner un ejemplo, el siguiente paso es ir hacia necesidades más sutiles, como sentir la necesidad de darte tiempo de descanso, o pedir lo que necesitas a tu pareja o incluso decir que no cuando sientas que no te apetece hacer alguna cosa.

En terapia individual te ayudo a que conectes contigo y con tus necesidades para que puedas empezar a priorizarte y darte cuenta de aquello que sientes, quieres y necesitas y puedas dártelo o pedirlo.

Laura Folch Solé

Te ayudo a mejorar la relación que tienes contigo y con los demás, para construir felicidad en tu vida.

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